Los dirigidos por Hélio Sousa sostuvieron la ventaja durante toda la segunda mitad y lograron cerrar un torneo impecable para levantar por primera vez el título mundial de la categoría. Portugal ya había conquistado los Mundiales Sub 20 de 1989 y 1991, pero nunca había logrado coronarse en el Sub 17.

El partido comenzó con intensidad. Antes del primer cuarto de hora, el árbitro anuló un gol de Duarte Cunha por falta previa sobre Hofman tras una mala salida del arquero Posch. Austria respondió rápido con un remate de Moser que Furtado contuvo con esfuerzo y con un mano a mano que Romário Cunha logró tapar ante Deshishku.

Sacudidos por el inicio movido, los portugueses reaccionaron y comenzaron a dominar. Duarte Cunha se adueñó del sector derecho y, tras combinar con Mateus Mide, asistió a Cabral, que definió en el segundo palo para marcar su séptimo gol en el certamen, validado tras revisión del VAR.

Austria sufrió el impacto y casi no inquietó en lo que restó del primer tiempo. Su intento más claro fue un disparo elevado de Weinhandl cerca del minuto 40.

Ya en el complemento, los austríacos ajustaron líneas y tomaron el control del juego. Se instalaron en campo rival y forzaron a Portugal a replegarse, probando con remates de media distancia de Deshishku, Jozepovic, Markovic y Moser.

La situación más peligrosa llegó con un cabezazo de Ndukwe que derivó en una serie de rebotes dentro del área. El ingresado Daniel Frauscher conectó un remate que superó a Romário Cunha, pero la pelota dio en el palo y salió, desperdiciando la ocasión más clara del encuentro para Austria.

Portugal resistió ese tramo crítico y, apoyado en una defensa sólida y en la eficacia de su goleador, terminó celebrando un título histórico que quedará grabado en la memoria del fútbol juvenil luso.