Oliveras, nacida en Jujuy en un contexto de pobreza extrema, supo ganarse el respeto y la admiración del mundo entero gracias a su talento, perseverancia y una historia de vida profundamente inspiradora. Fue seis veces campeona mundial en distintas categorías, convirtiéndose en la única boxeadora en obtener títulos en cuatro divisiones diferentes, un récord que le valió un lugar en el Guinness.
Su carrera comenzó en los años 2000 y en 2006 alcanzó su primer título mundial al consagrarse campeona supergallo de la AMB. Luego llegaron las coronas en peso pluma (AMB y OMB), ligero (CMB) y superpluma (WPC). Con 33 victorias en su historial, fue protagonista de noches históricas del boxeo femenino, enfrentando a las mejores del mundo con valentía y pasión.
Pero Alejandra no solo brilló en el ring. Su historia personal fue tan impactante como sus combates. Antes del deporte, trabajó en distintos oficios para sostener a sus hijos, que fueron su mayor motor. Ya consagrada, se dedicó a motivar a jóvenes, dar charlas y visibilizar las luchas de los deportistas en contextos difíciles.
Con su sonrisa, carisma y espíritu combativo, “La Locomotora” dejó una huella imborrable. Su legado vive no solo en los récords, sino también en el corazón del pueblo que la vio pelear, luchar y vencer dentro y fuera del ring.