Agradeció a quienes lo socorrieron y confirmó que continuará con la denuncia radicada el mismo día de su regreso.
La madrugada del pasado 20 de abril fue, para Daniel Romero, un hito en la historia de su vida. Tras recorrer 45 km a pie empujado por el deseo de reencontrarse con sus familiares, sin agua, sin nada más que lo puesto, sólo con su teléfono celular y el permiso de regreso en el bolsillo, jamás pensó el amargo trago que lo esperaría en su añorado pueblo. Es que a escasos tres kilómetros del puesto policial emplazado en ruta 511 su cuerpo no resistió más y cayó rendido por la sed y el agotamiento, alcanzando a realizar un llamado de auxilio a su hermana quien salió a su encuentro.
La historia es ya conocida por todos. Federico Fernández, efectivo de Seccional N°12 de Policía, salió a socorrerlo y llevarle agua. La ambulancia del Hospital Dr. Alejandro Albarracín que, luego de rogar por la asistencia médica finalmente llegó al lugar, no lo trasladó a la Villa limitándose solamente a tomarle la temperatura, trabajando según confirmaron bajo las órdenes de la directora del nosocomio. Y precisamente esta actitud es la que dio pie a una denuncia radicada ese mismo día en seccional N°12 contra la directora del Hospital; denuncia que Romero afirma ratificará ante el juez cuando sea citado a declarar.
Con la voz entrecortada a veces, sobrecogido por la emoción del mal recuerdo, Daniel Romero cuenta que estuvo trabajando en Villa Mazan y que, por el confinamiento obligatorio se vio envuelto en una situación delicada económicamente. Como a tantos otros trabajadores a Daniel se le terminó el dinero, no podía pagar el alquiler y le pidieron que desocupara el lugar. Por eso consiguió el permiso que dio el gobierno nacional para regresar a los domicilios de origen y emprendió la marcha. No tenía un peso y un conocido lo acercó en camioneta hasta San Ramón pero desde allí debió continuar a pie.
Afortunadamente la historia tiene también su lado bueno y Daniel lo cuenta emocionado. Agradece profundamente a la Policía que lo socorrió en un primer momento y también al intendente Omar Ortiz que le brindó su apoyo cuando lo llevaron a cumplir con el aislamiento obligatorio. Es que ni bien llegó a la Villa se dirigió por sus propios medios al Hotel Dinosaurio donde estuvo unas horas hasta que llegó una combi de turismo de la ciudad y lo trasladó hasta el hotel designado por el Gobierno de la Provincia donde cumplió con la cuarentena obligatoria para todos los que ingresan a la provincia.
Hoy Daniel está en su hogar en Villa San Agustín junto a su familia y la traumática experiencia le ha dejado profundas marcas, tanto físicas (perdió la uña de un dedo del pie producto de la extenuante caminata) como psicológicas debiendo buscar asistencia en los dispositivos de la Municipalidad. No obstante, agradece a Dios por permitirle contar hoy su historia pero, sobre todo, por haber puesto en su camino tanta gente buena para ayudarlo a superar el trance.