Las quejas de los residentes sobre la falta de agua se han vuelto una constante, y las recientes medidas del intendente para abordar esta situación han caído en oídos sordos.
Una obra de supuesta solución, valorada en 210 mil pesos, apenas ha hecho mella en la crisis hídrica que asola a este pueblo. Palabras vacías del intendente insisten en que "sobra agua", mientras los videos e imágenes recopilados muestran una realidad muy diferente: la falta de presión y los cortes de agua en momentos críticos del día.
Los ciudadanos de Astica no solo enfrentan la sed, sino también el desamparo por parte de las autoridades locales. Las llamadas desesperadas en busca de ayuda y acción han caído en oídos sordos, mientras el problema persiste y agrava.
En tiempos de sequía, la verdadera medida del progreso no reside en las promesas vacías, sino en la acción concreta y efectiva para solucionar los problemas que afectan a la comunidad. Mientras tanto, Astica se seca lentamente, esperando un liderazgo capaz de enfrentar los desafíos con determinación y responsabilidad.